El español hablado por los indígenas de México ha sido motivo de burla y desprecio durante mucho tiempo.
Sobre todo desde las instituciones, los medios de comunicación y la sociedad en general.
El español es el idioma oficial no oficial en México.
Aunque desde el 2001, el gobierno mexicano reconoció la existencia de lenguas indígenas en el país y les otorgó el estatus de lenguas nacionales, no hay comparación entre el papel que desempeña el castellano frente a las lenguas indígenas de México.
Las lenguas originarias, entendiendo por ellas las existentes antes de la colonización, padecen una enorme desventaja frente al castellano.
Son muchísimas las razones que podemos citar para sostener esta afirmación:
- todo el sistema educativo está diseñado en español
- las instituciones gubernamentales desarrollan su trabajo en la lengua franca
- los medios de comunicación solo usan el idioma de los colonizadores.
Los idiomas aborígenes han sido desplazados a través de los siglos a partir de que los pueblos nativos fueron sometidos por el hombre blanco.
Los indígenas de México, después de consumada la invasión y el dominio europeo, se vieron obligados a hablar español.
Así empieza un proceso lingüístico complejo y de contrastes muy profundos.
Resultó que los indios se negaban a abandonar su idioma nativo.
Solo aprendían del español las palabras necesarias para una comunicación básica.
A la discriminación del indio por ser considerado inferior se sumó el desprecio por no saber hablar bien el castellano.
Por ejemplo, aún hoy existe la expresión “hablar como un indio”.
La cual se refiere al hecho de no tener fluidez al hablar el español.
Esa es la idea que se tiene del indio que habla español.
Así se reproduce en muchas obras literarias o producciones cinematográficas.
El desprecio por los Indígenas de México
Hace unos años, el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, causó revuelo en los medios y la opinión pública al burlar la forma de hablar de un indígena chichimeca.
Eso no es nada nuevo; solo que ahora se hace en privado, pues antes era normal reírse del «indio» que no hablaba bien el español.
Así lo enseñaron las escuelas y la televisión: pensemos en Tizoc o la india María para más detalles.
De ese modo, los indios o los Indígenas de México (como se le quiera llamar) se volvieron un objeto de risa, de burla.
Se ridiculizaba su persona incluso al grado de mancillar su dignidad.
Todo lo mencionado no es cosa del pasado, ahora hay comunidades que ya no hablan su lengua originaria pero tampoco tienen un castellano avanzado.
Sin embargo estas mismas comunidades discriminan a otras que conservas sus idiomas originales.
Fue así que nos acostumbramos a burlar al indio que cuatrapea el español.
Ah pero si es un alemán o un gringo el que está hablando “mal” el español, de ese no nos reímos ni lo burlamos; al contrario, lo corregimos y le ayudamos amablemente a mejorar su español.
Al indio pues “al fin de cuentas es un indio ¿para qué le sirve hablar bien español?”.
La actitud hacia los indígenas está cambiando
Afortunadamente, las cosas van cambiando.
Muy lentamente, pero hay un cambio perceptible en cuanto a la actitud que el «mestizo» tiene hacia los Indígenas de México.
Además los mismos indígenas, jóvenes principalmente, están saliendo de sus comunidades a evidenciar su existencia en las grandes ciudades.
Sobre todo, los progresos logrados en la educación están contribuyendo a mejorar la situación.
Y también con la ayuda de los lingüistas y la globalización de la información y comunicación se está entendiendo que adoptar un segundo idioma siempre tendrá ciertas anomalías por el simple hecho de que no es un idioma materno.
Ahora sabemos que aprender una lengua diferente a la materna es un proceso complejo.
De manera que al pasar a un segundo idioma las características del primero se proyectan en el nuevo.
Ahora sabemos que este fenómeno es natural al aprender un idioma distinto al materno.
Eso nos ayuda a evitar la actitud despectiva en que lamentablemente cayeron nuestros antepasados mestizos e indígenas.
Además el acceso a la educación es cada vez más cercano.
Ello contribuirá a que las nuevas generaciones tengan un nivel de español más rico, sin dejar de lado su lengua indígena.
Incluso podrán hablar una tercera o cuarta lengua, pero desde luego teniendo plena consciencia de la relevancia de su idioma materno.